jueves, 28 de abril de 2011

El día que mi vida se convirtió en un manual de mala praxis periodística

Pues sí, la crisis del periodismo está pegando fuerte últimamente en eso de Internet pero ¿de quién es la culpa? Pues de todos, que la audiencia también tiene su parte por tragarse todo lo que ponemos y seguir diciendo cosas como "eso es verdad porque lo he visto en la tele/lo he escuchado en la radio/lo he leído en el periódico". Ya no es que el periodista copie y al jefe le dé igual, es que la audiencia no se va a molestar en discriminar algo propio de algo "enlatado" a la hora de valorar.

Hace poco, Hell's Tea compartió en una red social un post sobre el "churnalism", es decir, el periodismo hecho con notas de prensa o informaciones de otros medios (véase agencias). Resulta que sólo el 12 por ciento de lo que se publica en los medios es información propia y ya me parece mucho, tal como están las plantillas de las redacciones últimamente y teniendo en cuenta que el espacio en prensa no ha disminuido proporcionalmente.

Me parece estupendo que se denuncien estas situaciones pero creo que alguien debería fijarse también en las causas. Poniéndome en evidencia, la mayoría de lo que publico en mi actual trabajo pasa a engrosar ese 88 por ciento de información que no es propia. Normalmente no cubro actos, no entrevisto y no hago reportajes de temas propios. ¿Soy mala periodista? Bueno, yo creo que, basándose estrictamente en mis tareas, ahora mismo no soy periodista, soy maquetadora, editora de textos y correctora. ¿Hago mal mi trabajo? No creo. No voy a tirarme flores ni a defender el copy-paste, me limitaré a decir que cumplo responsablemente las tareas que se me han asignado. Al menos yo asumo que recurro a las agencias para llenar espacio, que los hay que lo hacen por sistema y van de súper-periodistas. Y leo lo que publico, que tampoco es práctica común.

La cuestión es ésta: en mi trabajo somos tres redactoras y dos colaboradores externos. El periódico tiene entre 24 y 40 páginas, dependiendo del día. Entre los dos colaboradores externos cubren tres páginas. La publicidad también se lleva alguna. Mis secciones han ido creciendo desde que entré a trabajar allí, allá por septiembre (cuando teníamos 16 páginas para tres redactoras), y ahora tengo que llenar de contenidos entre cuatro páginas (las que hice ayer, por ejemplo) y siete (las que me pueden tocar un fin de semana). Mi contrato es de media jornada. ¿Qué periodista puede llenar cuatro -o siete- páginas de contenido en cuatro horas? Si es contenido propio, ninguno pero hay que hacerlo. ¿Al final qué pasa? Que acabas tirando de agencia y maquetando la información que te llega.

De vez en cuando sí que me mandan a cubrir actos (muy de vez en cuando) o se presenta la oportunidad de hacer alguna entrevista interesante (creo que en casi ocho meses he hecho dos entrevistas, lo cual no es gran cosa). Me gusta ser reportera y agradezco estas escasas oportunidades pero en términos de tiempo es una putada y me obliga a hacer una burrada de horas extra que luego nadie va a reconocer (no hablo de economía, simplemente de dar las gracias). Si pasa como en la edición del fin de semana pasado, se darán sucesos extraños en la imprenta y una página completa con dos temas propios (firmados con mi nombre y apellidos y todo) se irá al pedo y no saldrá publicada. Las horas de cubrir esos actos y de componer la información no habrán servido para nada. Además, mi jefe ni se va a molestar en leer los temas propios y decirnos si están bien o mal ni habrá ninguna recompensa por hacer más horas para presentar temas propios.

Así son los medios por dentro, señores. Bastante tenemos con sobrevivir a la edición de cada día.

miércoles, 27 de abril de 2011

Una de sueños

Volvemos con la historias que "me han contado". Esta vez tocan los sueños extraños, algunos de ellos provocados por la Semana Santa y la precampaña electoral. Otro es un clásico ya en las reuniones familiares. Ahí van.

Sueño 1
Un día cualquiera, aparece un correo electrónico notificando que alguien ha escrito en mi muro de Facebook. El escrito decía lo siguiente:
En la siesta he soñado algo un poco raro: tu padre tenía una colección de katanas y se vestía de samurai para practicar en casa, y tu madre tenía todos sus zapatos colgados de la pared. No entiendo nada.

Sueño 2

Otro día, abro la red social absurda que viene de extra con Gmail y me encuentro esto:
Acabo de soñar que franco se retira, se viene a vivir a mi edificio (de Cordoba) y le pregunta a mi padre como fui concebido.
Y la segunda parte:
Pues resultó que no le gustó la contestación de mi padre, y franco le ordenó que me cambiase el nombre por Swartz y que me hiciese cura.

Sueño 3
Éste pudo ser tranquilamente provocado por la combinación Semana Santa + precampaña electoral. La primera parte se pudo ver en Twitter y decía así:
He soñado que Rouco Varela quería reclutarme para combatir al demonio. Consecuencias de la Semana Santa, supongo. Buenos y resurrectos días.
En realidad, el sueño completo era algo así como que la soñadora en cuestión estaba en una especie de museo religioso y de la inquisición y aparecía Rouco intentando convencerla para que se uniera a él y combatir el mal. Ella pasaba de Rouco y entonces aparecía uno de los candidatos a la Alcaldía de uno de los pueblos principales que cubre el periódico intentando convencerla de nuevo para que se uniera a la causa.

Sueño 4
Éste es ya un clásico que no puede faltar cuando se habla de sueños ni en las reuniones familiares. Como no podría ser de otra manera, procede del subconsciente de mi madre. La historia es que una vez, hace ya mucho tiempo (antes de que yo naciera, posiblemente) soñó que la vecina de abajo se liaba con un extraterrestre al que acababa de conocer (a saber dónde se conocerían) y decía marcharse con él y abandonar a su marido y a sus cuatro hijos. Y allía estaba todo el portal, en la calle despidiendo a la buena mujer, que se marchaba muy lejos para empezar una buena vida, mientras su marido lloraba y los cuatro niños decían "mamá, no te vayas".

domingo, 24 de abril de 2011

Momentos familiares de Semana Santa

Laura (a mi madre, nada más volver de vacaciones) - ¿Ves cómo está todo limpio?
Gamab - Bueno... yo aún no me he duchado.

sábado, 2 de abril de 2011

Reconocimiento médico (completísimo)

Hace algo más de una semana, vino una de las que trabajan en la oficina de administración de la empresa a la redacción a hacer un anuncio:

Señora de administración - La semana que viene tenéis que hacer un reconocimiento médico
Maquetador (sin ningún entusiasmo y con mucho desdén) - ¿Para qué?
Laura - ¿Hay que hacerse análisis de sangre?
Señora de administración - No
Jefa - ¿Qué día?
SA - La semana que viene. ¿Os viene mejor el viernes o cualquier otro día?
L - ¿Pero seguro que no hay que hacerse análisis de sangre?
SA - No
J - Hombre pues yo creo que el viernes
L - ¿Entonces no hay que hacerse análisis de sangre?
SA- No, no hay que hacerse análisis de sangre

Como ya habrá deducido el avispado lector, servidora tiene un problema con los análisis de sangre. Voy a ahorraros el sufrimiento de tener que aguantar una historia de traumas infantiles y las consecuencias que eso ha tenido a lo largo de mi vida adulta. Por ejemplo, que siendo ya universitaria me echara a llorar en los pasillos del Severo Ochoa porque una vieja me amenazó con que si no me hacía el análisis de sangre me iba a morir. Muy muy mal debió verme para llegar a la conclusión de que tenía una enfermedad gravísima que sólo detectarían haciéndome el consabido análisis.

El jueves apareció encima de cada teclado una notita diciendo dónde era el análisis y que debíamos estar allí a partir de las 10 de la mañana. A partir de las 10 para mí significa "ve cuando te dé la gana" y, como tenía que cruzar prácticamente entera la Comunidad de Madrid en transporte público, decidí que las 11 sería una buena hora. Tras estos razonamientos, aparecí por la puerta de la consulta a las 11.30, después de haberme perdido nada más salir del metro (me di cuenta de que iba en dirección contraria cuando vislumbré a lo lejos el Corte Inglés de Sanchinarro, cuando se suponía que lo que tenía que ver era el edificio de Vodafone) y después de tener que recurrir a la ayuda de un amable funcionario del servicio de Correos, porque no quedaba demasiado claro por dónde tenía que acceder al edificio.

Supe que era el lugar correcto cuando vi a mi jefa en el pasillo hablando por el móvil.

Laura - ¿Desde qué hora llevas aquí?
Jefa - Diez y cuarto o diez y media. Nos han hecho análisis de sangre.
L - ¡¿¡Hay que hacerse análisis de sangre!?!
J - De sangre y de orina
L - ¿Análisis de sangre? Pero si Xxxxxxx dijo que no había que hacer análisis de sangre

Dentro, me encuentro al maquetador y al fotógrafo, los dos remangados y con esparadrapo en el brazo. Al pobre fotógrafo no le habían encontrado la vena a la primera, así que le habían agujereado los dos brazos.

Maquetador - Hola Lauri. Tienen que hacerte un análisis de sangre (el fotógrafo asiente)
Laura (escandalizada) - ¡Pero eso tendrían que haberlo avisado!
Enfermera maja - Hola. Ven, pasa por aquí, que te voy haciendo pruebas
L (a lo mío) - Pero no puede ser. Los análisis de sangre se avisan, que yo tengo que venir mentalizada.

Entro en una sala pequeñita, me sube a la báscula con metro y se va. Pues vale. Como no viene, me bajo de la báscula. Justo cuando me bajo, aparece. Me pesa, me mide, me sienta en una mesa, me da una bolsita con un vaso de plástico y un tubito de ídem, me interroga y me toma la tensión y el pulso.

Enfermera maja - Uy, parece que estás un poco acelerada

No contesto pero pienso "nosajodido, venía yo tan tranquila a perder la mañana al culo de Madrid y me acabo de enterar de que me tienen que perforar el brazo para sacarme sangre".

EM - Bueno, pues ahora te voy a sacar sangre

Al oir la expresión "sacar sangre", me convierto automáticamente en un muñeco de cuerda de esos que vibran. Con las mismas, extiendo un brazo sobre la mesa como dando a entender "cuanto antes empecemos, antes me largo" me tapo la cara con la mano libre y miro al otro lado. La enfermera me ata el brazo con una goma azul que hace mucho mucho (pero que mucho) daño. Más de lo normal. La enfermera me toca el brazo con el dedo enguantado y pego un respingo.

EM - Tranquila, que aún no te he hecho nada
L (con voz de acojone) - Yaaa...
EM - Pero si llevas piercings (sí, claro, lo mismo perforar un cartílago que tener una aguja insertada en el brazo)

Unos segundos de búsqueda (infructuosa) de la paz interior más tarde, noto como algo frío se mete en mi brazo.

L - Iiiiiiii (intento de transcribir un grito agudo)
EM - Pero si no duele... venga, aguanta que lo estás haciendo muy bien... hale, ya está. ¿A qué no ha sido para tanto?

Luego tocó hacer pis en el bote pero... ah amigos, a las mujeres no se nos puede hacer un análisis de orina cualquier día al azar, porque se pueden dar circunstancias que alteren la muestra. Nada más entrar al baño y acomodarme en el wc pensé <comentario asquerosillo>"joder, pues me podría haber ahorrado la extracción de sangre" </comentario asquerosillo>. Después de conseguir una muestra del color que deberían tener las muestras de orina, ocurrieron dos cosas: 1.- me di cuenta de que la bolsita tenía las instrucciones impresas; 2.- salí en busca de la enfermera maja tapando mi tubito con la mano y se lo entregué como quien hace una entrada de droga a la entrada de un colegio. También avisé de mis circunstancias, no sea que me llamen alarmados pensando que me quedan dos telediarios porque han encontrado algo sospechoso.

Fotógrafo - Pues tú al menos has tenido que esperar poco
L - ¿?
J - Sí, es que cuando nosotros nos hemos hecho el análisis estaba ocupada y hemos tenido que esperar... y esconder los tubos.
L - Ya, es que es un poco... raro
J - ¿A qué te hace sentirte sospechosa de algo?
L - ¡Sí! Es como si hubiera hecho algo malo y tuviera que probar mi inocencia con el análisis

Después fue el turno de la prueba auditiva (estoy estupenda) y de la prueba de vista. Me dieron la opción de hacerla sin gafas o con ellas. Ya que había ido a perder el tiempo, decidí hacerla sin gafas.

EM - ¿Qué ves?
L - Nada
EM - ¿Nada?
L - Bueno, sí, un rectángulo blanco
EM - ¿No ves las letras?
L - No
EM - ¿Y ahora?
L - Tampoco
EM - ¿Y ahora?
L - Ahora se intuye algo en el rectángulo blanco
EM - ¿Puedes leerlas?
L - Nop

Yo creo no necesito que nadie me diga que soy miope, pero si la empresa tiene interés en tenerlo por escrito, ahí está. Creo que en la revisión ocular saqué un cero, que quedará para siempre guardado en los archivos de la empresa.

Después, fuimos pasando uno por uno a hablar con un médico. Este señor tenía dos cualidades reseñables: adivinar la personalidad de la gente tocándoles la tripa y escribir utilizando el "método aguilucho". Por partes: cuando nos estaba haciendo la revisión (en la tripa, claro está), llegó a la conclusión de que mi jefa tiene "temperamento", el fotógrafo es nervioso y yo soy una persona cabal. Es extraordinario lo que puede lograr la medicina ¿verdad?

Y ahora voy a explicar el "método aguilucho" para escribir a máquina o a ordenador para quien no sepa de qué va la historia. Lo mejor es explicarlo de forma práctica: 1.- Levanta una mano por encima del teclado y pon el dedo índice como cuando señalas algo. 2.- Imagina que tu dedo índice es un aguilucho y las teclas son inocentes conejitos que corretean por el monte. 3.- Sobrevuela el teclado con el dedo-aguilucho por encima de las teclas-conejitos como si fueras a elegir una presa. 4.- Cuando el dedo-aguilucho elige presa, se abalanza sobre ella. 5.-Repetir los pasos 3 y 4 la cantidad de veces que sea necesario.

Médico - Bueno, ¿has tenido o tienes alguna enfermedad?
L - Bueno, tengo alergia.
M - ¿Tomas alguna medicación?
L - Sí, antihistamínicos

Ahora, imaginaos al médico tecleando mediante "método aguilucho" la palabra "antihistamínicos", con sus dieciséis letras. Después vendrán "escoliosis", "helicobacter pilori", "gastritis" y "astigmatismo". Media hora después, salgo de allí y me dirijo al bar de abajo, donde me esperan mi jefa, su consorte y el fotógrafo.

Fotógrafo - Jolín, no veas si has tardado ¿no?
L - Ya. Es que, a la velocidad que tecleaba el médico (mi jefa repite el "método aguilucho" sobre la mesa de la terraza). Cuando le he dicho que tomaba antihistamínicos para la alergia casi me da algo.
J - Joooder. Menos mal que a mí lo más largo que me ha tenido que teclear ha sido "bruxismo"
L - Pues a mí "helicobacter pilori"
J - Claro, normal que hayas tardado tanto
F - Pues si me pasa algo ahora mismo, no llaméis a ese médico, que hasta que quiera bajar lo mismo me he muerto

Y así fue la revisión médica. Bueno, más o menos, porque si entro en detalles me sale un post infinito. Ahora sólo tengo que esperar los resultados y un bonito moratón azul turquesa en el brazo derecho.