domingo, 27 de marzo de 2011

Hate the children


Los niños nunca me han hecho demasiada gracia, la verdad. Bueno, no generalicemos, con algunos me llevo bien pero no suele ser lo normal. Una amiga de mi madre dice que ni de pequeña. Aunque yo creo que exageraba, porque los extremeños son así (empezando por mi propia madre) y porque cuando era niña nunca tuve problemas con los demás niños. Pero si hay unos niños que me sacan especialmente de quicio son los hijos de mi primo, que decidió que con una no tenía suficiente y se animó a colocar en el mundo dos más (un niño y otra niña).

Ayer fue el cumpleaños de mi madre pero también de la más pequeña de la prole de mi primo, que cumplía un año. Mi madre cumple 28 según su versión y unos cuantos más según su DNI, haced caso a lo que más confianza os inspire. Alguien tuvo la maravillosa idea de unificar los dos acontecimientos en una misma celebración y para casa de mi primo que se fue toda la familia. Yo tenía excusa para escaquearme porque tenía que asistir a un friki-evento por trabajo, así que Gamab y yo nos fuimos al friki-evento y dejamos a mis padres solos ante el peligro. Intentaron poner excusas para unirse también al friki-evento pero no coló.

Después de hacernos unas cuantas fotos, el friki-evento se dispersó antes (mucho antes) de lo previsto y la celebración del doble cumple se atrasó porque la mayoría de los asistentes llegaron una hora tarde. Como las dos historias eran en el mismo municipio, no nos quedó otra opción que asistir también al doble cumple. Así, Gamab conoció a mi familia y también a los malditos críos.

Antes de llamar a la puerta ya se oían las voces desde el rellano. No hay duda, es aquí. Los críos estaban haciendo lo normal cuando llegamos: chillarse, echarse la culpa mutuamente de todo, saltar por los sofás... Por favor, cursos para padres ya. ¿Por qué se dan cursillos prematrimoniales y no se dan cursos de paternidad? En vez de aprender a repirar hondo y a cogerse de la mano en el paritorio deberían enseñar a meter a esas pequeñas bestias en vereda. O al menos a tener un poco de educación, que la maldita niña lo primero que dijo cuando mi madre sacó la tarta casera que hice por la mañana fue "¡Qué asco!". Pues que te aproveche la tarta industrial que ha comprado el tacaño de tu padre, bonita. Al menos, deberían aprender a comportarse cuando hay visita, incluido el padre de las criaturas.

A la hora de sentarse a la mesa, todos intentamos huir lo más posible de los niños y sentarnos en la otra punta. Al final no hizo falta tanta estrategia, porque se enrabietaron y no se quisieron sentar con los mayores. Pues vale. El niño fue más lejos y dijo que el quería que le pusieran un plato de nada. No sé si era una rabieta o que había visto por la tele a Ferrán Adriá y ya sabemos todos cómo son los críos cuando algo se les mete en la cabeza. Creo que al final se comió una ficha del "Conecta cuatro", pero no sé si era de las rojas o de las amarillas.

De pronto noté que no había niños donde estaban antes y que no se les oía. Fue un poco desconcertante, porque nunca están en silencio. De pronto, moví los pies, pateé algo pequeño y blandito que se quejó y ya me tranquilicé. No es que me entusiasmara especialmente que estuvieran enredando debajo de la mesa, pero sé por experiencia que es mejor tenerlos localizados (la única vez que los he perdido de vista acabé con la mesa del salón llena de rayajos de las pinturas del Vips y el mueble de la tele lleno de pegatinas que a saber de dónde habrían sacado).

En vista de que la mesa parecía un túnel de la M-30 en hora punta, decidí cortarles el paso. El problema es que sólo cortaba la mitad, por lo que intentaban apartarme los pieses y, cuando veían que no cedía, ya se les ocurría que también podían girar y rodearlos. De pronto, Gamab se gira hacia mí y me dice:

Gamab - Les he cortado el paso
Laura - Yo también
Gamab - Pero me rodean
Laura - Ya, a mí también

Entonces miré al frente y vi a un gran aliado en la lucha por la educación de niños y padres: mi madre.

Laura - Mamá, estira los pies
Madre - ¿Para qué?
Laura - Pues para que los niños dejen de dar por culo
Madre - Ah, vale
Laura - ¡Ay! Pero no me des, se trata sólo de cerrarles el paso

Lo que sigue es un ejemplo sobre cómo utilizar la cooperación familiar en favor de la educación.


Reeducando niños ajenos: primera parte

De pronto, algo choca con la barrera. Otro choque (creo que se está empezando a formar atasco). Quejas de niños. Mi madre se empieza a descojonar. Yo la veo y me da la risa (soy así de influenciable). El bulto de debajo de la mesa se agita. Mi madre también. Se desata una encarnizada batalla por el control de la mesa. Mi madre cede y la criatura que iba en cabeza avanza pero choca con los pies de Gamab. Gamab engancha un brazo de niño con los pieses. El niño protesta. El que se había quedado atrás intenta luchar conmigo. Jódete, pequeña bestia, que yo voy al gimnasio y puedo levantarte con las piernas si quiero. Y así durante unos cuantos minutos, hasta que los niños salieron de debajo de la mesa sudorosos y despeinados. Yo vuelvo a atarme las zapatillas. Por lo menos espero que hayan aprendido algo.


Reeducando niños ajenos: segunda parte

Pues no, vuelven. Ahora decidimos aprovechar nuestros efectivos: mi tío, que, al igual que mi padre, pasa del 1,80, se sienta al final de la mesa, cerrando el espacio que pudiera quedar. Ahora sí que tienen que darse la vuelta. La niña ha ido a la habitación a vete tú a saber qué. Verás, ahora vuelve con una bulldozer.

Pues no, bulldozer no, pero si con bastante más insistencia que antes. Pongo la barrera. Primer choque. Te vas a enterar. Levanto un pie y dejo el otro abajo, cerrando más espacio. La niña protesta.

Niña - Quita los pies
Laura - Sal de la mesa
Niña - Quita los pies
Laura - Sal de la mesa
Niña - ¡Que quites los pies!
Laura - Niña, que salgas ya de la mesa

La niña sale de debajo de la mesa. Los padres, como quien oye llover. Pues apañados vamos.


Epílogo

Cuando ya nos íbamos, los niños secuestraron a mi prima (su tía), que tiene una paciencia infinita y además está haciendo prácticas porque está embarazada. Cuando por fin la soltaron, nos confesó una cosa.

Prima - Gamab, Xxxxxxx (madre de los niños) me ha dicho que no vas a querer volver a su casa
Gamab - ¿Por?
Prima - Por los niños

(y sí, siempre son así)

viernes, 18 de marzo de 2011

Pluriempleo (vol. II)

Lo que vengo a contar ahora es el final del pluriempleo. Hay unas cuantas cosas que merecerán ser mencionadas más adelante, porque lo cierto es que hubo unos cuantos momentos absurdos (la mayoría provocados por un tipo que se hace llamar "informático" y que es de esas personas que se merecen morir a collejas), así que prometo más entradas del pluriempleo. Pero eso ya quedó atrás, porque esta mañana he ido a firmar la baja voluntaria (y a recoger el contrato, sea dicho de paso) y he salido de un sitio que no me daba muy buena espina (mi amiga que no sabe nada sabe un poco de este asunto).

La cosa es que me vendieron el trabajo como la oportunidad de mi vida. Hombre, se agradece que en estos tiempos se den oportunidades, que la verdad es que están bastante escasas. Luego resultó que era algo así como un señor que pretendía que los trabajadores le montaran la empresa y el Estado (a través de un ICO) y los bancos se la pagaran. Y ya está, a esperar unos objetivos de facturación que no iban a llegar ni de coña. Lo sé porque los ví, eché cuentas del plazo de tiempo y me fallaban los números por todas partes (que seré de letras, pero a las divisiones llevando llego). Y yo de fe ando muy escasa como para creerme una bola tan grande.

En vista de lo que se cocía (y de que no voy a dejar el periodismo para meterme en una empresa que no va a ninguna parte), la semana pasada decidí largarme. Aún estaba en periodo de prueba y por ETT así que lo podría haber hecho en "modo cobarde" (llamar a la ETT y decir "prepárame la baja voluntaria, que mañana no voy") pero al final lo hice en "modo majo": el lunes avisé y durante esta semana he ido terminando todo lo que tenía empezado. Hay que quedar bien con la gente, que luego nunca se sabe con quién te puedes encontrar en un futuro.

La verdad es que me daba un poco de miedo cómo se lo fueran a tomar en la empresa, que lo mismo al gerente se le cruzaban los cables y le daba por putearme los días que me quedaran o me echaba el broncazo del siglo. Como este señor tiene tantos tics (en algunas reuniones me recordaba a la empanadilla de Martes y Trece) y me daba miedo que le diera un paro allí mismo (que tampoco está el mundo como para ir matando a la gente a disgustos), le presenté un manual de identidad corporativa muy mono justo después de decirle que me largaba. Que no se diga que no hago mi trabajo (aunque la verdad es que los dos últimos días me he tocado bastante las narices). Ayer la ETT ya estaba mandando a mis posibles sustitutas a que las entrevistara el jefe. El penúltimo paso hacia la libertad.

El último fue presentarme en la ETT a firmar la baja voluntaria. La verdad es que la chica que me ha atendido (la misma que me dio el contrato y que me dijo algo así como "si no vas a poder ir a trabajar un día porque te meten en la cárcel y sólo tienes una llamada, nos tienes que llamar a nosotros, no a la empresa en la que vas a estar") ha sido muy maja y bastante comprensiva. La verdad, que te atiendan bien contribuye bastante. Para aumentar el subidón, al llegar a casa me he encontrado la invitación a The Event (más datos en el blog de Hell's Tea), así que hoy me siento como si viviera en un anuncio de compresas (pero sin música ñoña).

El creativo externo (también hablaré de él, que se lo merece pero esta vez para bien) me dijo que es una pena, porque podría haber hecho muchas cosas en esa empresa. Ahora que lo pienso, podría haberle soltado más de una hostia al tipo que se hace llamar "informático" (cuando tiene el ego subido quiere que le llamen "analista"). Como dice mi jefa, "¿qué es lo peor que te puede pasar? ¿Que te echen?".

Frase de la semana

Aunque sé que debería dar información sobre el pluriempleo y cómo terminó la cosa (porque oficialmente ha terminado hoy), me veo en la obligación de publicar una frase de la semana, que además me servirá para inaugurar otra sección. Primero la frase, luego el resto.
"Yo soy partidaria de darle un cuchillo a cada uno, soltarlos en un parque y el que gane que gobierne"
La frse en cuestión fue "parida" por mi jefa ayer a primera hora de la tarde, durante una llamada telefónica. La historia es que los políticos serranos llevan una temporada bastante insoportables. ¿La razón? Pues que están todos precampáñicos perdidos. El adjetivo no existe pero es la palabra que mejor describe el estado en que se meten los candidatos y los partidos cuando se acercan las elecciones y en cierto modo explica cosas que en otros contextos serían inexplicables.

Ya que estamos, hemos decidido tomarnos la precampaña con filosofía, que nos puede dar muchos buenos ratos si lo sabemos explotar. Para empezar, estamos convirtiendo un trozo de pared de la oficina (y que está exactamente unos cuantos centímetros a la derecha de ese calendario hortera de conejitos que algunos ya habréis visto en la última portada conmemorativa) en el tablón de la precampaña villalbina. Para no perdernos, hemos tenido que hacer un esquema con colorines de las demandas y contrademandas que se han presentado, que dicen que van a presentar y que se están pensando presentar varios "entes" (tres partidos y un sindicato) del municipio entre sí. A su alrededor vamos pegando post-it con frases cumbre de la precampaña. De momento, la cosa va bien, porque creo que tenemos dos post -it, tres demandas puestas, una que se lo están pensando y dos o tres amenazas de demanda.

Y así, con esta frase tan maja que describe cuán hasta las narices puede acabar la prensa de alguien que quiere que le saques bien y que le pongas palabra por palabra su última ocurrencia en una página, actualizo el blog y doy por inaugurada la sección "Precampáñicos 2011". También he rumiado la idea de mandar una petición a la RAE para que inlcuyan el adjetivo "precampáñico" en la próxima edición del diccionario, que con los últimos cambios que propusieron se ve que están faltos de ideas coherentes. Lo mismo hasta les gusto y me dan el sillón ; (punto y coma).

domingo, 13 de marzo de 2011

Tareas para mañana

Cosas que hacer:
  1. Decirle al jefe del nuevo trabajo que vaya buscando a otra persona para mi puesto.
  2. Hacer la lista de programas culturales para esta semana.
  3. Escribir un adelanto del evento de la Legión 501.
  4. Ordenar mi escritorio.

viernes, 11 de marzo de 2011

Empleado del mes

Queda inaugurado este pantano... digo, esta sección. No voy a ser yo, que yo sólo trabajo muchas horas, lo que no tiene por qué significar que trabaje mucho ni que trabaje bien ni que últimamente haya obrado algún milagro de esos que hacen que las cosas tiren pa'lante en una situación chunga. El encargado de inaugurar la sección de empleado del mes es "el medio" de la sucursal en la que trabaja mi padre. Lo llaman así porque el pobre lleva tan poquito tiempo que aún no tiene lo necesario como para ser un trabajador (completo) pero hoy, según acaba de decir mi padre, se ha ganado ya todo el sueldo del mes. ¿Por qué?

Todo empezó en Italia, con un señor (italiano, claro está) que ha vendido una máquina a alguien que tiene la cuenta en la sucursal donde trabaja mi padre y tenía que mandar nosequé chorrez burocrática al Banco Pi (por ejemplo), que es la entidad para la que trabaja mi padre. En vez de mandarlo a la sucursal del Banco Pi situada en [inserte localidad], el señor italiano ha cogido y lo ha enviado, directamente y por mensajería, al Banco Pi. Así, sin dar más especificaciones. Es como cuando mi madre intentó mandarme un paquete a Berlín y en la dirección puso "Stargarderstrasse, Berlín" (al menos tuvo el detalle de poner algo más que la ciudad).

El señor italiano, preocupado por si no iba a cobrar la máquina (normal, si vas perdiendo por ahí papeles), ha llamado a la sucursal de [inserte localidad] del citado banco pidiendo explicaciones en un inglés peor que el de los niños de La Profa de Inglés (enlace patrocinado porque me va a pagar el alcohol de mi vigesimosexto cumpleaños). Mi padre, ante esa situación, no ha podido decir nada (o sí, otra cosa era lo que el italiano entendiera) y se ha encargado "el medio". Como el inglés del italiano era imposible, nuestro primer empleado del mes ha tirado de conocimiento de idiomas, ha hablado con el señor italiano en italiano (y por teléfono, que es más chungo) y ha solucionado el pifostio.

Por si a alguien le interesa el final de la historia, el papel burocrático-bancario perdido terminó en el almacén del Banco Pi, en Getafe.

(cuando tenga tiempo y haya recuperado horas de sueño hablaré sobre mi propio trabajo, aunque algunas personas ya saben partes importantes de la historia)