jueves, 28 de octubre de 2010

¿Community qué?

El pequeño periódico para el que trabajo desde hace nada planea una gran reforma. Tan grande que aún no tengo claro cómo ni con qué personal pretenden hacerla pero de eso que se encarguen los responsables, que para algo ganan más que yo. Como proponer ideas es muy bonito, a la mínima se lían la manta a la cabeza.

El caso es que han contratado a un nuevo director. Bueno, no sé por qué digo "nuevo", si desde que estoy aquí no había (ni tampoco tengo constancia de que lo hubiera antes) y la que manda es la jefa de redacción. En fin, que han contratado a un director. No me da muy buena espina porque así, de entrada, se parece al jefe de The IT Crowd. Pero al primero no, al segundo (sí, el que acosa a Jen). Entre eso, un par de comentarios que hizo el día que vino a presentarse y algo que le contó a mi jefa un antiguo compañero, ya es suficiente para que todos los warning estén encendidos en la redacción.

El caso es que la reforma se acometerá a partir del 1 de diciembre. Aún no se sabe qué pasará con mis dos secciones pero lo único seguro es que una me la van a quitar. Me da mucha penita porque es mi sección preferida. Y no, no tiene nada que ver con las procesiones, eso fue sólo una vez porque no tenían a quien mandar. Y porque ya que salía a una presentación en un ayuntamiento, aprovechaba el viaje y el fotógrafo.

El señor éste nuevo ha venido y me ha mandado deberes para el puente. El martes tengo que enseñarle los perfiles de Facebook y Twitter, saber qué leches es y cómo se utiliza Ivoox y crear un canal en YouTube. El lunes voy a venir a currar como una pringada, igual que todo el personal de la redacción, pero se conoce que este señor ya ha decidido que él hace puente que para algo es el que manda.

A partir del 1 de noviembre, seré menos redactora y más community manager, que es una expresión muy bonita para decir "persona que se pasa el día en feisbuc y tuiter".

miércoles, 27 de octubre de 2010

Cuadrando horarios (vol. III): final feliz

Pues sí, al final conseguí el ansiado cambio de horario en la piscina. Por el camino ha habido algunas bajas pero el objetivo fundamental está conseguido: tener alguna actividad que me permita desconectar después del trabajo y recuperar la forma física que perdí después de una aparatosa caída en el Metro (como las señoras mayores) y una inmersión de dos semanas en las costumbres gastronómicas estadounidenses. Sólo he tenido que sacrificar un mes, todos los viernes a partir de la semana que viene y a mi profe de hace muchos años, que no había hueco en su clase.

Lo de sacrificar un mes se podría haber evitado organizándose un pelín mejor. Pero sólo un pelín, tampoco es necesario un esfuerzo sobrehumano, basta con reducir un poco la burocracia. Me explico: los cambios no se pueden pedir hasta que no haya empezado el curso y no son efectivos hasta el mes siguiente de haberlos pedido. Esto quiere decir que tú pides el cambio cuando ya están todos los grupos organizados, aunque lo sepas desde mucho tiempo antes, con lo cual cabe la posibilidad de que nadie necesite la hora que tú dejes y estés esperando hasta el infinito. Eso por una parte. Por otra parte, da igual a qué altura del mes te concedan el cambio, porque no podrás entrar en el grupo nuevo hasta el mes siguiente, lo que significa que, si pides el cambio el primer mes, te incorporas un mes más tarde (y, por la misma lógica aplastante, si pides el cambio el último mes no te lo dan hasta la temporada que viene).

El tema de sacrificar los viernes se puede soportar. Total, con las clases de ruso de los sábados por la mañana ya estaban perdidos. Reconozco que hay que tener mucha moral para madrugar un sábado e ir a que te expliquen qué diferencia hay entre un verbo perfectivo y uno imperfectivo, que muchas mañanas me encuentro a más de uno con gafas de sol y andando en zig-zag recién salido del after. Ahora no sólo madrugo el sábado (mejor que nadie sepa a qué hora me levanto), sino que, además, llego a casa pasadas las 21:00 y apestando a cloro, lo que implica mandar la tarde a hacer puñetas.

Por lo menos los viernes no trabajo (ni madrugo), que el periodismo es así de raro para estas cosas.

sábado, 23 de octubre de 2010

Blog Action Day: más vale tarde que nunca

Al igual que el año pasado, quería participar el en Blog Action Day. El tema escogido fue el agua y mi voto fue uno de los que contribuyeron a la elección del tema pero estas dos últimas semanas han ido demasiado cargadas de obligaciones, así que al final se me pasó el evento. Como ahora tengo un ratillo (después de mandar en menos de 24 horas más candidaturas de empleo que en dos meses), aprovecharé para cumplir con la causa.

No hace flata que explique la importancia del agua para la vida. Todos sabemos que es algo necesario, que estamos compuestos por un alto porcentaje de esa sustancia y que un ser humano puede aguantar más tiempo sin comer que sin beber. Estamos tan acostumbrados a tenerla en nuestra vida diaria que creo que no valoramos el agua lo suficiente. Basta con abrir el grifo para darse una ducha, beber o simplemente refrescarse, como ya contó María en su post (también tardío) para el Blog Action Day.

No apreciamos suficientemente el agua porque, salvo quee por alguna razón haya un corte, tenemos un acceso prácticamente ilimitado a este recurso. Pero ¿te imaginas volver a casa y no poder darte una ducha? ¿O tener que recorrer largas distancias cada día para ir a por agua? ¿O que el agua a la que pudieras acceder no fuera potable?

Por suerte, el agua se ha convertido en algo normal y cotidiano y nos planteamos que nos pudiera faltar pero, aún así, estamos concienciados con el ahorro de este recurso. Según los datos del Canal de Isabel II, durante los últimos años hidrológicos los madrileños hemos frenado el consumo de agua. Parece que por fin estamos aprendiendo a compartir algo que, al fin y al cabo, es de todos.

(ya está, ya he cumplido)

viernes, 22 de octubre de 2010

En las últimas 24 horas...

... se ha roto una silla mientras yo estaba sentada encima, he detenido una escalera mecánica (de bajada, para más señas), un conductor de metro ha parado y ha vuelto a abrir las puertas porque bajaba más gente al andén y mi madre ni me ha preguntado qué ha pasado en el trabajo para llegar a casa tan tarde para no perder el hilo de Águila Roja.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Resumen de la semana

Si es que se me acumulan los temas. Quería hablar de mi visita a la pequeña frikitienda que hay cerca del trabajo. Todos los días paso por delante pero nunca entro ni miro porque sé que ahí dentro hay muchas cosas que me gustarían. Antesdeayer mi jefa me preguntó si la acompañaba a la tienda a por una camiseta que había encargado para su hermano ("Romani ite domum") y mientras esperábamos a que nos atendieran nos dedicamos a merodear entre los libros. Conclusión: todo lo que me gustaba tenía un precio mínimo de 34,95€, a excepción de un llavero de Jack Skellington. Otra vez será. Eso sí, a mi jefa le dieron este ticket tan simpático:

Y así pasó el día y llegamos al martes, cuando nos quedamos sin maquetador porque tiene gripe, que además le ha atacado al estómago. Supongo que se pasaría el día en casa con fiebre y vomitando, porque el lunes ya estaba para el arrastre. La diseñadora de publi ocupó su lugar pero la pobre no tiene demasiada experiencia con el Quark, así que ayer fue un día muuuuuy largo. Tan largo que llegué a casa a las 21:00 cuando se supone que no debería salir más tarde de las 18:00 (lo que implica llegar a casa a las 19:30) salvo catástrofe. Además pillé un atascazo en la A6 y el autobús olía a chamuscado. Sólo me faltó que el bus reventará allí mismo para tener el día completo.

Hoy ha sido más de lo mismo, sólo que sin atasco y el clima y la luz del Sol permitían ver con total claridad la capa de mierda que se ciñe sobre Madrid. No sé a vosotros pero a mí ver una franja marrón grisáceo en la parte baja del horizonte no me inspira confianza. Me inspira otras cosas pero confianza, precisamente, no. También he tenido problemas con una noticia fantasma, que estaba en los programas culturales que me mandaban por mail, aparece si la buscas en Google pero resulta que si intentas acceder desde la web de los Teatros del Canal te dice que naranjas de la China. Pues muy bien. A las seis de la tarde, con todo terminado a falta de que los fotógrafos oficiales de la presidenta de esta nuestra Comunidad (de Madrid) terminaran de retocar a Espe con Photoshop y subieran las imágenes, me dicen que, por si acaso, me cargue la noticia principal de la página de cultura y escriba otra. Menos mal que el domingo hay una representación de Aída (que, por cierto, cuesta lo mismo que V de Vendetta: 35 euros), que si no ya me contarás de dónde saco contenido a esas horas para llenar tres columnas.

Todo eso sin contar que una mujer que usa una Powerbalance ha llegado a ministra de Sanidad. Quizá sea lo que me haga falta para poder mejorar en la vida, una Powerbalance. Es la única explicación que se me ocurre, porque está visto que los idiomas me están sirviendo de poco.

Y así estamos. A ver si puedo largarme a mi querido Berlín ya, que la capa de mierda que cubre Madrid empieza a darme miedo. Y Berlín otra cosa no pero al menos está limpio y la gente no usa Powerbalance.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Souvenirs

Hacía tiempo que no recibía souvenirs pero los de la cosecha de 2010 son dignos de mención. En mi casa tenemos algo llamado "la caja de los pongos", donde guardamos todos los souvenirs de años pasados que, de lo horribles que son, han caído en el olvido. Yo soy más de alinearlos en alguna estantería pero supongo que cuando me quede sin sitio también acabarán todos metidos en una caja (y picándose por las noches a ver cuál es el más feo).

Pero los souvenirs de este año no son del tipo "pongo" (como todo el mundo sabrá, el origen etimológico de la palabra se encuentra en la frase "¿y esto dónde coño lo pongo?"). Bueno, quizá uno de ellos sí, así que los dos souvenirs recibirán los nombres de "pongo chino macabro" y "da igual, son todos europeos".

Pongo chino macabro
Un amigo estuvo en China y volvió con la maleta llena de trastos. A mi cónyuge y a mí decidió comprarnos lo mismo porque, según nos dijo, cuando vio los regalos en cuestión se acordó de nosotros y le parecieron perfectos. La verdad es que, si no sabes lo que es, el regalo es mono ¿verdad?

Ahora viene cuando te dan la explicación: es un atáud y tienes que ponerlo al lado de tu cama porque "a partir de cierta edad" (palabras textuales del regalador, que sólo es unos meses más viejo que yo) trae buena suerte. Po' vale.


Da igual, son todos europeos
Como mis padres se quedaron sin vacaciones por el ingreso de mi abuela materna y el posterior ingreso de mi tío paterno en sendos hospitales, aprovecharon un momento de estabilidad médica de mi tío (aún hospitalizado) para irse de puente a Orihuela, provincia de Alicante (donde nació Miguel Hernández, aprovechando que estamos de centenario). Después de comprarse chuminadas varias (sobre todo trapos y zapatos), se dieron cuenta de que no habían comprado nada a su única hija, cuyo cumpleaños fue hace unos días y que tampoco ha recibido ningún regalo por su reciente cuarto de siglo.

Como mi padre es muy apañado, se fue al kiosco de prensa y me compró un periódico y una revista. Cuando mis progenitores volvieron a casa me dijeron "te hemos traído dos periódicos en alemán". Obviando las evidentes diferencias que existen entre periódicos y revistas desde un punto de vista periodístico, estético y formal, no están en alemán, sino en inglés (la revista) y en algo que creo que es sueco (el periódico).


Un día de estos tengo que hacer un post de merchandising absurdo, que los post-it redondos y el kit de sudokus pueden dar mucho juego.

viernes, 8 de octubre de 2010

Balance

Parece que llegadas ciertas fechas es casi obligatorio hacer balance de lo que uno ha hecho en la vida y de lo que queda por hacer. Pues nada, haremos un par de listas.

En 25 años...
  • He aprendido dos idiomas (inglés y alemán) y un poco de otro (ruso)
  • Me he sacado dos licenciaturas (aunque es trampa, porque la uc3m me hacía 2x1)
  • He estado en Portugal, Francia, Italia, República Checa, Hungría, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, no necesariamente por ese orden (ya sé que Ruth me gana en el cómputo de países visitados)
  • He hecho el Camino de Santiago (200 km desde Ribadeo con La Vaga) y la Ruta 66 (unos 4.000 kilómetros desde Chicago hasta Los Ángeles, y otros 2.000 extra que incluyen una excursión al Gran Cañón, un desvío para ir a Las Vegas, una visita a Laguna Seca y un par de días en San Francisco)
  • He tenido 14 trabajos, contando el actual
  • He robado una jarra de medio litro del Oktoberfest de Alcalá de Henares (lo pongo entre mis logros porque, de todos los que estábamos allí, fui la única que sacó una jarra)
  • He aprendido a utilizar Photoshop, Avid, Premiere, InDesign, Illustrator, Dreamweaver y, por supuesto, QuarkXPress. Sólo me falta el After Effects.
  • He salido en un corto (era un trabajo de clase y no diré cuál porque hay lectoras habituales implicadas)
  • He tenido esguinces en los dos tobillos, una fisura en el brazo y otra en el tobillo (hechas al mismo tiempo), rotura del radio del brazo izquierdo, una torcedura de muñeca, una sobrecarga muscular (durante el Camino de Santiago, concretamente) y una contusión en la espalda.
  • He vivido unos meses en Berlín (y creo que no he sido capaz de volver a adaptarme a Fuenlabrada)
  • He aprendido a cocinar pollo al curry
  • Me han enseñado a trazar curvas
  • He visto las 11 temporadas de Frasier

En los próximos años quiero...
  • Terminar de aprender ruso
  • Aprender a usar After Effects y a editar audio
  • Sacarme la licencia de submarinismo
  • Volver a Berlín (esperemos que definitivamente o al menos por un tiempo largo) y poder ver el centro de la ciudad completamente reconstruido (es decir, sin andamios ni telas ni vallas de obra)
  • Encontrar un trabajo estable (a ser posible, que permita cumplir el punto anterior)
  • Ver todas las pelis y series de mi lista de "para luego"
  • Leer todos los libros de Pratchett (además, ayer mi jefa me dijo que hasta que no me los acabe todos no me deja leer otra cosa)
  • Ir a un festival de cine (Sitges, por ejemplo)
  • Aprender a hacer cócteles
  • Viajar a Japón y a Rusia

miércoles, 6 de octubre de 2010

Frustración

En teoría, este post se iba a titular "El contrato" y, en teoría, iba a ir sobre burocracia y sobre la manera absurda en que la empresa ha gestionado los contratos y ha pagado las nóminas. Hasta tenía un final feliz en el que todo cuadraba y todos nos íbamos a casa con nuestros contratos y nuestros sueldos. Pero sólo en teoría, porque cuando he salido de trabajar y me he sentado en el autobús era la viva imagen de la frustración.

No tengo por costumbre hacer post serios, soy más de cosas absurdas. Lo cierto es que el día había empezado un tanto absurdo, incluyendo un alcalde serrano (serrano de sierra, que en este caso el adjetivo tiene poco que ver con el físico del susodicho regidor) trajeado con un tajo de cuchilla de afeitar mal (pero muy mal) disimulado en un acto de ¿presentación? (por llamarlo de alguna manera) improvisado a última hora y con prisas. También había un abono extraño en mi cuenta corriente (en este caso "abono" podría estar relacionado con el significado menos agradable de la palabra, porque la cantidad era una auténtica mierda). Luego ha venido un señor empresario un tanto rural con los ansiados contratos y la cantidad que faltaba del abono bancario (¿a qué ahora véis la palabra "abono" con otros ojos?) y todo ha tenido un final feliz.

Entonces, ¿qué ha pasado en ese intervalo de tiempo entre la firma del contrato y la llegada al autobús? He llegado a la conclusión de que la frustración es como cuando incubas un virus, que tú estás tan estupendamente y de pronto te ves mareado y de rodillas ante el wáter de tu casa. Bueno, no siempre, a veces no te da tiempo a llegar al excusado o no estás en casa. Pues a mí me ha pasado algo así. De pronto, mientras escribía el texto correspondiente sobre el alcalde con tajo de afeitado en la cara en un acto montado así de cualquier manera, me he bloqueado y he empezado a sentir una especie de dolorcillo de cabeza. Aunque he tardado un webo en terminar la página en cuestión, he conseguido terminar todas mis tareas a una hora prudente pero últimamente siempre ocurre algo que me obliga a estar más tiempo en el trabajo y hoy no iba a ser una excepción. Conclusión: he salido del trabajo a las 19:20, cuando se supone que mi jornada termina a las 17:00.

Cuando he salido, he pensado en mi escueta nómina, he recordado las condiciones del contrato y he sido consciente de la hora que era al llamar a mi casa para decir que ya salía de allí, me he venido abajo. La generación mejor formada de España se está pudriendo en trabajos de mierda muy por debajo de sus posibilidades y en las colas de lo que antes se llamaba Inem. Ejemplo, yo misma: dos licenciaturas (vale que no son física y ciencias exactas pero son dos), cuatro años de experiencia, inglés (B1), alemán (B2) y ruso (A2, después de haber pasado el A1 con un 94% de aciertos). Nuestro paro subió un 6% en septiembre, mientras que el de los "adultos" sólo subió un 0,6%. Con este panorama es difícil sentirse gratificado, no es por nada. En todo esto iba pensando mientras miraba a través de mi reflejo en un autobús casi vacío.

Y así, niños, es como funciona la frustración. Otro día explicaré el autoengaño (cuando tenga un ejemplo que venga a cuento).

viernes, 1 de octubre de 2010

Cuadrando horarios (vol. II): burocracia piscinera

Como instituciones públicas que son, las piscinas municipales también tienen sus detalles burocráticos absurdos. De hecho, ahora mismo me veo envuelta en un proceso burocrático que no sé ni cómo ni cuando llegará a su fin.

El tema es que, con mi nuevo medio-trabajo, no puedo ir a la piscina en el horario que he tenido durante los últimos 9 años, de 17:00 a 17:45, puesto que salgo como muy pronto a las 17:00 y no precisamente cerca de la piscina. A primeros de septiembre pensé ingenuamente que esta gente era algo organizada y quería tener los grupos hechos antes de que empezaran las clases en octubre. Y fui a pedir el cambio. Como ya lo conté y no me apetece repetirme, haré un breve resumen: fui, no había nadie, una señora muy maja llamada Maite me hizo el favor de resolverme el problema y me dijo que volviera el 1 de octubre. La historia completa (para quien esté muy aburrido y quiera leerla) está en este post.

Ayer le pedí un justificante a mi jefa para poder hacer el cambio hoy, 1 de octubre, que es la fecha que me dijo Maite. Como la otra vez no tenían muy claro si el cambio era en administración del Patronato Municipal de Deportes o en administración de la piscina, he llamado por teléfono antes y así me ahorro cruzar toda Fuenlabrada. Si algo he aprendido con tanta burocracia es a evitar las rutas turísticas nos guiadas de una ventanilla a otra y los viajes inútiles.

He buscado el número del PMD en la web del Ayuntamiento (ojalá las de los ayuntamientos de la sierra estuvieran la mitad de organizadas; algún día las analizaré) y he llamado. Me ha salido el típico contestador de "Ha llamado a" y "para hablar con xxxx pulse 1". Allí me han dicho que si es con justificante se puede hacer el cambio pero que tendría que ser en la piscina y me han dado el teléfono de la piscina. De hecho, me han dado el número dos veces, porque la amable señorita que me ha atendido me lo ha dado mal. Se nota que acaban de volver de vacaciones, porque aún no estaba quemada.

He llamado a la piscina y no me lo han cogido. Por si acaso, he repetido la operación marcar-llamar dos veces pero el resultado ha sido el mismo. Hummm, qué extraño: en la web aparecen dos números de teléfono de la piscina municipal. Vamos a probar con el segundo a ver si... Sí, me lo han cogido ¡bieeeeen!

¿Qué pensabáis, que iba a ser todo tan sencillo? Pues no. Vamos primero con la parte buena: como tengo justificante, me dejan pedir el cambio. Ahora vamos con la parte tonta: las clases empiezan la semana que viene y administración debería abrir el día 6 pero no lo van a hacer, porque van a abrir el día 13. Han decidido que tienen mucho trabajo y por eso van a abrir más tarde. No sé yo qué lógica habrán seguido para llegar a esa conclusión pero aún tengo que esperar casi dos semanas para pedir el cambio. Ahora bien, yo sólo puedo ir los viernes y mi madre no está muy por la labor de hacerme recados, aunque siempre es la primera en pedírmelos. Bueno, pues esta vez se tendrá que aguantar y hacerme el favorcillo de ir el día 13 por la tarde a pedir el cambio de horario con el justificante que me ha dado mi jefa. No sé si, ya de paso, decirle que el curso pasado perdí el carnet y darle también una foto para que me den el carnet nuevo.

Lo malo no es que tarden dos semanas en decirme si me dan el cambio o no, es que, en caso de que no me dejen cambiarme, a mediados de octubre ya es demasiado tarde para meterme en otra piscina o en un gimnasio y tendría que esperar a noviembre para empezar cualquier otra actividad física controlada. Teniendo en cuenta que desde que me hostié en el metro, allá por febrero, apenas he hecho ejercicio, os podéis imaginar como está mi pobre espalda. Aunque bueno, leí el otro día que John F. Kennedy también tenía dolores de espalda e iba todo el día ciego de calmantes y miradle, llegó a presidente de Estados Unidos (aunque luego se lo cargaron y ahora su hija es la señora de Schwarzenegger). Además del problema de salud están los temas estéticos porque, como diría mi amiga Hell's Tea, se me está poniendo el culo en panavisión.